El exilio da cuenta de la separación de un individuo con su tierra, la cual carga con un componente político introyectado. Sin embargo, sus implicancias van más allá del hecho mismo del alejamiento. Exilio implica una separación del sujeto de su patria, de una estructura política, judicial y legislativa, de “fiestas patrióticas, escudo, bandera, canción nacional, tradiciones, folclore, historia tal como se la cuenta” (Munnich). Es decir, ‘patria’ se relacionará con conceptos que darán cuenta de un lugar geográfico, símbolos que nos regirán y una historia oficial, de la cual el sujeto es alejado, lo que conlleva a una fragmentación de la identidad del sujeto exiliado. Es decir, el expatriado debe reconstruir los pedazos rotos de su identidad para formar un nuevo territorio.
El golpe de Estado de 1973 estableció un aparato represor, por medio de la Doctrina de Seguridad Nacional. La clave del funcionamiento del nuevo orden imperante era un dispositivo de terror que “operaba sobre la base de la total subordinación del derecho” (Moulián 185). Su mecanismo de acción se plasmó a través de torturas, desapariciones, relegaciones, exilios, expulsiones del país o privación de la nacionalidad, las cuales se justificaban amparándose en un acto heroico del rescate de la patria, con lo cual, la dictadura construirá “una especie de burbuja de tiempo capaz de suspender el presente”(Reguillo 170). A partir del golpe, se producirá un éxodo masivo, muchos ciudadanos migrarán hacia otras fronteras, configurando un “difuso conglomerado extra-territorial fantasma” (Pradenas 451). El exiliado se vio inmerso en una “situación de crisis, en la cual cada persona es confrontada al desafío de reconstruir su sistema de creencias y el conjunto de sus modelos de conducta” (452). El desterrado, de esta forma, pasa a configurarse como un sujeto dividido entre dos territorios, un apátrida que debe deambular por un lugar donde es un extraño y por el espacio fantasmal del recuerdo.
En Exilios del poeta Bruno Serrano Ilabaca, se realiza un rescate de la patria arrancada, a partir del sujeto fracturado que puede regresar a su territorio exclusivamente por medio del recuerdo y la insistencia por no olvidar. El presente artículo dará cuenta de la configuración del sujeto exiliado presente en el poemario, el cual se encuentra inserto en un nuevo territorio, que lo obliga a permanecer en el estado fantasmal del recuerdo, producto de la ruptura producida por la pérdida de identificación con aquello que consideraba propio. Por ende, su filiación con el pasado se establece por medio de un estado de agonía, en la cual el sujeto ha perdido sus fuerzas, sus signos vitales, pero continúa luchando con vehemencia. Exilios buscará reestablecer el espacio en el cual el individuo podrá recuperar su cuerpo y su identidad.
BRUNOSAURIO EN EL PAÍS SIN TERRITORIO
La pérdida de territorio obliga al sujeto a fragmentarse en dos columnas paralelas: por un lado el país que se dejó, y por otro lado el país que se lleva cada expatriado simbolizado en un poco de su tierra, que marca su constante permanencia en el lugar del cual ha sido expulsado “cada desterrado/ salió/ con un pedacito de país/ y en su maleta” (Serrano 30). El exiliado es identificado “como una res/ Ha sido marcado sobre el pecho/y deberá seguir sin Patria/ girando por el mundo/ porque le han tapiado con L el horizonte” (8), obligado a vagar sin patria, sin posibilidad de regreso, pues no solo las fronteras están cerradas, sino las fronteras de cualquier territorio se levantan como grandes muros que no le permiten movilizarse. A su pasaporte se le ha inscrito una “L”, que construirá su nueva identidad:
Hombre asediado
Sin raíces
Marcado con L a fuego
El pasaporte
La piel con L
El corazón
Los húmedos zapatos (8)
El exiliado vaga sin raíces producto de una marca en el pasaporte que pasa a configurarse como una marca identitaria; en los lexemas ‘piel’ y ‘corazón’ se puede observar el dolor que conlleva esta ‘L’ inscrita “a fuego”, tanto en el cuerpo como en su identidad. Es un sujeto ‘res’, un sujeto sin individualidad, parte de esta masa que deambula por territorios ajenos, sin raíces, con “las maletas vacías de esperanza” (8), con la nostalgia como único consuelo del desgarro de no poder regresar. El aparato represor ha dejado huellas imborrables, a las cuales el sujeto de Exilios busca definir, pues su único nexo con el territorio de origen será identificarse con la marca plasmada en su pasaporte, en su piel, en su identidad.
Además de la ‘L’, con la que el aparato represor lo ha marcado y condenado, el sujeto se autodenomina “Brunosaurio”:
Soi un Brunosaurio
es decir
un saurio oscuro made in chile
con larga cola de púas desgastadas
i sentimientos cuaternarios (13)
Cabe destacar el acto de nombrarse, puesto que en “el nombrar moderno, el sujeto tiene conciencia del lenguaje y sabe que el nombre está precedido por un texto” (Sepúlveda 160), por ende en la autodenominación el sujeto busca identificar su propia función. Al nombrarse Brunosaurio, la voz se identifica metonímicamente con ‘dinosaurio’, especie extinta de un pasado bastante lejano, con un ‘saurio oscuro made in chile’, una especie que no tiene retorno, que ha sido exterminada por una tierra que sufrió dolorosos cambios. Por otra parte, ‘saurio’ es definido por la RAE como un reptil de cuatro extremidades, caracterizándose este animal por su caminar a ras de tierra, es decir, al ‘saurio oscuro made in chile’ le es imposible caminar fuera de su tierra, a la vez que lo que caracteriza a su especie será su conexión a la tierra.
Su cuerpo deteriorado posee una “larga cola de púas desgastadas” que implica una derrota, una lucha de la cual ha salido fracturado, sin armas para continuar su batalla, pues sus púas ya no hieren a sus enemigos; su mecanismo de defensa ha sido sobrepasado, ha sido mancillado y vencido. La derrota la lleva en su propio cuerpo como una marca que rememora su fractura, por ende, no es únicamente la ‘L’ inscrita, también su cuerpo se encuentra fisurado. Por otra parte, el desterrado Brunosaurio asume que pertenece a un pasado y que en ese pasado logra sobrevivir, pues el presente lo ha excluido “Me han hecho sentir que sobro /En esta Patria”. Se identifica a sí mismo con una especia extinta, por esta razón, no logra adaptarse a ningún territorio, más que al territorio del recuerdo. Se puede afirmar que el sujeto expatriado no deambula por un presente sino que “concibe el tiempo que dura su estancia fuera del país como una etapa entre paréntesis, una especie de falsa vida, esperando poder volver a la verdadera vida que se desarrolla en su país. Por ello, el exilio sin retorno es inimaginable, es como una doble derrota” (Vásquez 37). Su fracaso está en la imposibilidad de ser presente.
Al titular el poema“Defensa de la especie”, reitera el acto de nombrarse ‘Brunosaurio’, cuya defensa implica el trabajo arqueológico que debe efectuar el individuo para resguardar a su especie, la cual puede ser extinta. Como se asume en un pasado, es en el rescate del pasado donde podrá encontrarse. El ‘Brunosaurio’ es un individuo al cual un aparato represor buscará extinguir quitándole cualquier identificación con la patria, a partir del alejamiento del territorio, sin embargo, su única defensa está en asumir la irrealidad del imaginario que ha construido de una patria que es pasado y no se condice con el presente, es decir, abandonando el estado de melancolía que lo inmovilizaba en un pasado fosilizado.
El sujeto de Exilios, este saurio marcado con la ‘L’, porta en su deambular el silenciamiento de su paso fantasmal:
camino silencioso entre los extranjeros
con mi cabeza gacha (13)
El fonema /s/ da cuenta de la censura que lleva introyectada. El mecanismo de represión impuesto, que busca imbunchar a los ciudadaqnos ha surtido efecto, y el exiliado lo lleva consigo hacia los nuevos territorios a los cuales debe emigrar. En los lexemas ‘silenciamiento’, ‘su’, ‘paso’, ‘fantasmal’, la voz reproduce , por medio de la isotopía fonética, un caminar silencioso, un cuerpo que no tiene sonoridad, un habla acallada, un cuerpo que deambula en estado fantasmal: su cuerpo no marca presencia, su habla no puede ser escuchada, es decir, el sujeto está completamente tachado. La voz reafirma el silenciamiento fonético con la construcción de su imagen ‘con mi cabeza gacha’, es decir, el exiliado mira a un suelo que no reconoce, camina en una ciudad que no le pertenece y se asume desde la marginalidad, desde una no pertenencia. Por otra parte, el uso fonético de /i/ en el lexema ‘Soi’ y en la conjunción copulativa del verso “i sentimientos cuaternarios” es bastante interesante. La voz utiliza una escritura fonética que da cuenta del lenguaje en uso, no del lenguaje escrito, por lo cual se puede afirmar que su silenciamiento se da en el cuerpo y no en la letra. Por otra parte, en cuanto a la grafía, se permuta una consonante /y/ por una semivocal, es decir, reafirma el silenciamiento al cambiar una letra con sonido por un fonema que identifica a una vocal cerrada, cuyo sonido en un espectrograma es bastante breve.
El sujeto está fracturado, fragmentado, trascordado. Se puede establecer un diálogo con la Mistral trascordada de Poema de Chile, que debe recuperar su cuerpo regresando a su tierra junto a niño y al ciervo-huemul “y aunque me vea en las fuentes / la cabellera nevada / las dejé ni me dejaron / como a hija trascordada" (Mistral 37). Magda Sepúlveda considera esta nominación “como un gentilicio de los valles transversales al que se suma el significado de "estar atravesado", vale decir, la voz no termina el duelo con Chile” (162). Por ello, al denominarse ‘Brunosaurio’ se emparentará con ‘trascordada’ por medio de la presencia de un duelo no acabado, donde aún permanece el dolor de la ausencia, por lo que la forma de recuperar su cuerpo es a través de la nostalgia y de la reposición de la palabra.
Por eso
el país que tú mensuras
con la vara distante del recuerdo
nunca será definitivamente mientras no lo liberen la voz
y la palabra
porque ese fantasmagórico país
tan invocado
sólo aparece en el exacto conjuro
de tus voces (21)
LA FRAGILIDAD DE LAS RAÍCES, LA FRAGILIDAD DE LA PALABRA
En el poema “Aseveración”, Serrano reconstruye la inestabilidad producida en el sujeto tras la expatriación. La voz se encuentra en un abismo, donde la caída está dada por el alejamiento de la tierra:
Un
hombre
lejos
de su patria
es
un árbol
que
pierde
sus raíces
len
ta
men
te (12)
En el poema, se puede observar que la voz identifica al sujeto exiliado con un árbol que pierde sus raíces, lo cual da cuenta de una caída del mismo desde un territorio volátil en el cual intenta mantenerse presente. Cabe destacar la estructura del caligrama: el significado está cortado, mostrando una fractura dolorosa que lleva al sujeto a un espacio de agonía constante, la lucha por mantenerse unido a estas raíces o que lo llevarán a una caída. Al entrecortar len/ta/men/te intensifica este dolor, la ruptura del sujeto va de a poco, se trata de una tortura a nivel de configuración del sujeto. Al considerar que las frases ‘de su patria’, ‘un árbol’, ‘sus raíces’ no se encuentran cortadas, asimila la patria a un árbol que está asentado en una tierra, sus raíces están profundamente arraigadas, sin embargo, la aseveración que muestra el sujeto, radica en la necesidad de mantenerse unido a las raíces de las cuales ha sido exiliado.
Algo similar ocurre en el poema “La fragilidad de las raíces”, donde la voz se asemeja a la imagen del volantín, que se mantiene conectado a la tierra por un hilo tensado, sin embargo, la inestabilidad de la permanencia en el aire lo mantiene en un estado de agonía. Aunque se haya alejado de su tierra se encuentra unido por un frágil hilo. Para la voz, el verdadero exilio está dado por la pérdida de las raíces
Basta un manotazo a contraluz
del alma
y será polvo exiliado
flotando sin rumbo
entre nubes (11)
Mientras el sujeto pueda conservarse unido a sus raíces no se configurará como ‘exiliado’, sino que será un sujeto marcado por la ‘L’, un Brunosaurio “un poco desubicado aquí/ en mi tierra” que buscará que su volátil cuerpo de volantín no se eleve errante hacia un espacio perdido.
A través del rescate del habla silenciada por medio de la letra, la voz de Exilios buscará defender la “cuerda tensa” que lo une a la tierra.
Búsqueda de la definición de PAIS o intento
de recuperación verbal de la región perdida (18)
En estos versos, la voz da cuenta de un ejercicio de reconstrucción de un imaginario que se encuentra perdido. Por medio del acto de habla simbólico, dado por la escritura, se busca conservar las raíces dentro de la configuración de su patria lejana. La palabra permite no olvidar, la palabra obliga a no desaparecer. Por ello, en el poema “B. Carta” se observa la separación que va estableciendo desde la lejanía
De voces silenciadas
seguimos más y más lejanos (25)
Las voces silenciadas en su territorio deben encontrar la voz en la lejanía, por ende, desde la altura en la que se encuentra volando, la escritura le permitirá romper con el silenciamiento. Los poetas exiliados, específicamente, buscaron conservar un nexo con la patria a través de la continuidad de su escritura. Por ello, desde la lejanía siguieron escribiendo poemas que se publicaron en el extranjero o bien a su regreso. Otra forma, bastante importante, de divulgación, fueron las revistas, de las cuales cabe nombrar a Literatura chilena en el exilio, Lar y revista Araucaria. Su objetivo fue aunar a los diversos autores que estaban deambulando por distintas fronteras, de modo que se pudiera establecer un diálogo con lo que ocurría en Chile “Estas revistas, además de su valor literario, fueron muy significativas desde una perspectiva política y reunieron en torno a ellas a gran cantidad de chilenos exiliados, escritores y lectores, que encontraron en la escritura y la lectura un punto de referencia común” (Memoria Chilena). Las más significativas fueron Literatura chilena en el exilio, Revista Araucaria, y Lar. Desde el exilio, se configuraron escrituras críticas y con mensajes de carácter panfletario, opuestos a la escritura críptica que se producía al interior de la patria.
En Exilios se puede observar una búsqueda constante por diversas formas de escritura que convergen en el imaginario de la voz, por medio de poemas titulados “La palabra extendida”, “A. Correo”, “B. Carta”, “C. Tarjeta Postal”, donde establece una relación adictiva con la palabra que lo conserva unido al territorio que añora.
el Presente: unas palabras
ocultas en un sobre
y que los Dioses del Correo
las protejan (25)
Por otra parte, este mecanismo de reconstrucción del territorio se va produciendo por medio del rescate del sujeto indígena originario “Soi un saurio aborigen casi leso de ingenuo” (13). El ‘Brunosaurio’ se identifica con el indígena, ya que ambos han sido expulsados de su territorio, condenados a vagar por espacios desconocidos, a reconstruir su identidad, a luchar por permanecer. En el poema “Anelmapuntraun”, el parlamento para recuperar la tierra se inicia con “Hermano mapuche: ¿Cuánto tiempo de exilio?” (10), donde se puede observar e parentesco entre a voz y el ‘hermano mapuche’. Ambos se unen debido a la tierra desde la cual han sido expulsados por un sistema represivo, un sistema que les es extraño.
La voz reconstruye la invasión española, como la historia del pasado que se reescribe continuamente.
Un poco desubicado aquí
en mi tierra acorralado por la invasión de blancos
o amarillos reptiles
extranjeros (13)
La voz se reconoce “desubicado aquí/ en mi tierra”, es decir, su exilio se inicia a partir de un intraexilio, y al igual que el sujeto mapuche, ha sido acorralado por la invasión de un otro, que ingresa a su territorio por medio de la muerte, la violencia, el ultraje, la imposición y el desgarro. Por ende, por medio de esta identificación, el desterrado de Exilios buscará reencontrarse con sus raíces.
En “Anelmapuntraun” se puede observar que a través de la recuperación de un lenguaje indígena se puede encontrar las raíces que lo devuelvan a su tierra. La voz señala que “Será necesario hermano mío/ hallar la piedra que nos falta/ el vaso de greda” (10) para dar cuenta de la necesidad de recuperar la identidad arrancada a través de un reencuentro con los orígenes. El pueblo mapuche basa su cosmovisión en los elementos de la naturaleza por ende arrancarlo de su tierra significará arrancarlo de su propia identidad. Para la voz de Exilios. la vuelta a los orígenes junto al sujeto indígena permitirá que la tierra sea recuperada, y por ende, recuperar su propio yo. El ‘Brunosaurio’ del pasado se conectará con un sujeto marginado en un pasado originario para reestablecerse y lograr recomponer el territorio usurpado.
CONCLUSIONES
Exilios se puede determinar como la búsqueda de la identidad arrancada tras la desterritorialización. A través de sus versos, la voz da cuenta de un dolor que no logra ser arrancado, de un sujeto desentrañado que adquiere una identidad fantasmal. Marcado por la ‘L’, el ‘Brunosaurio’ iniciará el proceso de restitución de su identidad, el proceso de reconstrucción de sus raíces para así lograr restaurar la patria usurpada, la patria calcinada, la patria fracturada y en duelo.
La poesía escrita en el exilio ha recibido diversas caracterizaciones. Naín Nómez sostiene que “los poetas exiliados se centraron en la inmediatez de la realidad histórica o exaltaron con nostalgia el mundo que quedó atrás, convirtiendo las emisiones suecas, mexicanas, norteamericanas, canadienses o francesas casi siempre en testimonios panfletarios en verso” (141). Es decir, la poesía pierde la opacidad que la caracteriza para transformarse en un discurso evidente, alejado de los recursos estéticos que definen al género, y se convierte en una herramienta política de lucha. Sin embargo, en Exilios de Bruno Serrano se observa un proceso opuesto. La poesía de Serrano busca configurar una identidad generada en el destierro a través de la imagen de un sujeto fragmentado, anclado en un pasado que lo fosiliza. El trabajo metafórico que realiza con las imágenes, y las metonimias que convergen en el poemario lo alejan de posturas estéticas ancladas a una poesía panfletaria. La poesía de Serrano nos habla del exilio, pero a la vez las imágenes y los sonidos reproducen al ser en su expatriación, reproducen el dolor de la lejanía, reproducen las fisuras y las marcas que padece.
A través del recuerdo, el desterrado puede deambular por la patria cercada, y por ello se identificará con un estado petrificado dado por el Brunosaurio. En cuanto a esta denominación, me atrevo a afirmar, que responde a un imaginario otorgado por el aparato represivo de la dictadura, es decir, el sujeto vivirá en una cárcel del pasado, será torturado por los recuerdos y enclavado en un estado mortuorio, extinto. Por ello, la ‘L’ inscrita en su identidad, en su cuerpo y su habla traspasará las fronteras y los imaginarios que logra construir. Su verdadera expatriación se produce desde la sensación de no pertenencia, desde la pérdida de identidad patria, de identificación con una tierra que le es ajena.Este mecanismo no constituye una rebeldía, puesto que responde a la orden de un sistema autoritario y castrador.
Sin embargo, destaco el gesto de recuperar una identidad indígena que luchó para resguardar sus raíces. La cosmovisión mapuche ha sido dañada por medio de la ‘negación de la tierra’ a través del cierre de las fronteras, donde se observa un país cercado “la cordillera se ha cubierto / de alambradas” (Serrano 35). Por ello, el gesto de llevar un trozo de país, muestra a un sujeto que, si bien al momento de ser exiliado se marcha a un territorio que no le pertenece, a través de la posesión de una parte de su tierra la desterritorialización que ha vivenciado buscará conservarla. A través de un gesto primigenio logrará conservar su identidad patria. La voz se aferrará al discurso indígena, se unirá a su lucha para lograr reconstruir su propia fractura.
Cabe destacar que tras su regreso del exilio Bruno Serrano se aboca a trabajar en la alfabetización de niños mapuche, aunando ambas culturas en forma dialógica. Se puede afirmar que el gesto poético de Serrano se transforma en una gesta. Su retorno a las raíces originarias se conservará dentro del territorio, para restablecer un espacio que tras las grietas producidas por una dictadura mordaz necesita volver a reconstruirse, en el caso de Serrano, por una identificación con un pasado de un sujeto Brunosaurio.
BIBLIOGRAFÍA
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