Página Literária de Jorge Luis Gutiérrez


ASSIM FOMOS NÓS NESSA NOITE

Será outra vez o sol quando amanheça.
Será a luz intensa e amorosa.
E será na romantizada plenitude
que a ficção fecundará a nossa história.

É que uma noite te encontrei num abraço,
e teu cabelo se enredou por meus dedos...

Porém tudo foi tão brevemente
como chuva caindo nos desertos,
da tristeza sem céu localizada
na desolada aridez de nossos portos.

É que sempre me parece que te achegas
ainda que no fundo saiba que vais indo.

E nessa noite de tramas e mimesis
tua mão aqueceu a minha mão,
como o sol às gélidas montanhas,
nas ladeiras de paródias e idioletos...
numa dança lírica de homérico argumento,
pela fantasia narrativa do real e imaginário,
na trágica amálgama de razão e sentimento.

Nós, oscilando nos significados e significantes
das românticas intrigas dos relatos e do tempo.

E a teu lado eu pensei na primavera...
uma primavera fugaz que cabia toda
nas partes mais bonitas de teu corpo.

E eu soube que o amor ainda perdura
no cálido ventre de teu horto;
e no torrencial caudal do desejo
que juntos navegamos mar adentro.

Pois é no limite do vale e o deserto
que a vida germina com ternura,
e se agarra a sementes passageiras,
na vital fronteira de um encontro.

Assim fomos nós nessa noite:
num fértil e artístico contraste,
fomos água e areia simultânea
nas orlas difusas do silêncio.

E depois te perdeste no nada...
nos palácios adjacentes à memória;
nos jardins sem luz da lembrança;
nas avenidas intermináveis do que falta;
e na amarga estrada que termina
na desconsolada saudade de teu corpo;
e na poesia sensual de tua mirada
que repentinamente chega com o vento.

E essa noite voltará inflexivelmente:
porque ainda que ela já não exista,
como passado sempre está presente...
e continuamente poderia ir melhorando,
já que é bom ou ruim o acontecido,
dependendo de como eu te pense.

E há uma parte de mim que ainda te toca,
como o deserto aos rios e vai vivendo...

E nessa hora em que nos aproximamos...
e meus olhos atingiram tua beleza,
eu senti que não é a duração
que faz a primavera,
pois há primaveras breves e essenciais
que cintilam nos orvalhos do inverno...

E não posso distinguir se está chovendo
ou é o sol que te alumia docemente.






ASÍ FUIMOS NOSOTROS ESA NOCHE

Será otra vez el sol cuando amanezca.
Será la luz intensa y amorosa.
Y será en la novelesca plenitud
que la ficción irá fecundando nuestra historia.

Es que una noche te encontré en un abrazo
y tu pelo se me enredó entre los dedos.

Mas todo fue tan fugazmente
como lluvia cayendo en los desiertos,
de la tristeza sin cielo ubicada
en la desolada aridez de nuestros puertos.

Pero es que siempre me parece que te acercas
aunque en el fondo sé que te vas yendo.

Y en esa noche de tramas y mímesis,
tu mano fue entibiando a mi mano,
como el sol a las álgidas montañas,
en las laderas de parodias e idiolectos...
En un baile lírico de homérico argumento,
por la fantasía narrativa de lo real e imaginario,
en la trágica amalgama de razón y sentimiento.

Nosotros, ondeando en los significados y significantes
de las románticas intrigas de los relatos y del tiempo.

Y a tu lado yo pensé en la primavera...
en una primavera fugaz que cabía entera
en las partes más bonitas de tu cuerpo.

Y supe que el amor todavía dura
en el cálido vientre de tu huerto,
y en el deseo caudal y torrentoso
que juntos navegamos mar adentro.

Pues es en el límite del valle y el desierto
que la vida brota con ternura,
y se aferra a semillas pasajeras,
en la vital frontera de un encuentro.

Así fuimos nosotros esa noche:
en un fertil y artístico contraste,
fuimos agua y arena simultanea
en las orillas difusas del silencio.

Y luego te perdiste en la nada...
en los palacios adyacentes a la memoria;
en los jardines sin luz de los recuerdos;
en las avenidas interminables de lo que falta;
y en la amarga carretera que concluye
en la desconsolada añoranza de tu cuerpo;
y en la poesía sensual de tu mirada
que súbitamente llega con el viento.

Y esa noche regresará inflexiblemente:
porque a pesar de que ella ya no existe,
como pasado siempre está presente...
y continuamente podría ir mejorando,
porque lo que sucedió es bueno o malo,
dependiendo de como yo te piense.

Y hay una parte de mi que aún te toca,
como el desierto a los ríos y va viviendo...

Y en ese rato en que nos aproximamos
y mis ojos palparon tu belleza,
yo sentí que no es la duración
que hace primavera,
ya que hay primaveras breves y esenciales
que centellan en el rocío del invierno...

Y no puedo distinguir si está lloviendo
o es el sol que te alumbra tiernamente.




Jorge Luis Gutiérrez (Chile)












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