INUNDADA DE LUZ
La luz de la mañana
rueda y rueda,
por arqueológicas
y lejanas carreteras.
La luz insiste:
viaja y viaja.
Ah! la pertinaz luz...
Y yo me inundo de luz
y te traigo a la memoria...
Te revivo cuando
tú también eras inundada de luz.
Y me mirabas bañada de luz,
y me amabas mojada de luz.
Y yo te amaba tanto
envuelto
en tu femenina luz.
Y la felicidad era
una corriente de luz.
Y habían besos de luz
y vocablos de luz.
Pensamientos luminosos
y amor centelleante.
Todo era luz entonces.
pura luz, nada más que luz.
Entonces yo te dije
que mi alma
era igual que los desiertos.
Y tú me dijiste que tu alma
era como el cielo azul de la tarde...
azul... muy azul...
Y sobre un mar también
profundamente azul.
Y es eso lo que ahora
me hace pensar
en las inhóspitas desolaciones,
y sentir la luz transitando
en un torrente de poesía:
caudalosamente azul
e impetuosamente calma...
Y el desierto vuelve
sobre mis pasos,
y me abre caminos agrestes.
Y es el desierto en su extensión
que me llama y me llama...
Y de pronto pienso
que quizás fui yo
el que un día murió
en ese desierto...
que fue mi cuerpo
el que se quedo inmóvil
sobre la interminable aridez.
Pero es sólo ver tu rostro
y veo que estoy aquí,
tocándote,
oliéndote,
mirándote...
Y sé que no pude haber
sido yo el que cayo
en ese desierto.
Y recuerdo tu mano
indicándome el cielo...
y diciéndome
que así era tu alma.
Y dentro de mi
algo sigue vagando
por esas soledades,
por esas alejadas sendas
opulentas de luz y vastedad...
que duermen inmóviles
en las llanuras del tiempo...
Y yo te sigo amando
como en aquella luz...
INUNDADA DE LUZ
A luz da manhã
roda e roda,
por arqueológicas
e longínquas estradas.
A luz insiste:
viaja e viaja
Ah! a pertinaz luz...
E eu me inundo de luz
e te trago à memória...
Revivo-te quando
tu também eras inundada de luz.
E me olhavas banhada de luz,
e me amavas molhada de luz.
E eu te amava tanto
envolvido
em tua feminina luz.
E a felicidade era
uma correnteza de luz.
E tinham beijos de luz
e vocábulos de luz.
Pensamentos luminosos
e amor cintilante...
Tudo era luz então...
pura luz… nada mais que luz...
Então eu te disse
que minha alma
era igual que os desertos.
E tu me disseste que tua alma
era como o céu azul da tarde...
azul... muito azul...
E sobre um mar também
profundamente azul.
E é isso o que agora
me faz pensar
nas inóspitas desolações,
e sentir a luz transitando
numa torrente de poesia:
caudalosamente azul
e impetuosamente calma...
E o deserto volta
sobre meus passos,
e me abre caminhos agrestes.
E é o deserto em sua extensão
que me chama e me chama...
E de repente penso
que quiçá fui eu
o que um dia morreu
nesse deserto...
que foi meu corpo
o que ficou imóvel
sobre a interminável aridez.
Mas é só ver teu rosto
e vejo que estou aqui,
tocando-te,
cheirando-te,
olhando-te...
E sei que não pude ter
sido eu o que tombou
nesse deserto.
E lembro tua mão
indicando-me o céu...
e dizendo-me
que assim era tua alma.
E dentro de mim
algo segue vagando
por essas solidões,
por essas afastadas sendas
opulentas de luz e vastidão...
que dormem imóveis
nas planícies do tempo...
E eu te amo ainda
como naquela luz...
Jorge Luis Gutiérrez (Chile)
Pàgina Literária de Jorge Luis Gutiérrez
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