GONZALO ROJAS
Las
hermosas
Eléctricas, desnudas en el mármol ardiente que pasa de la piel a los vestidos,
turgentes, desafiantes, rápida la marea,
pisan el mundo. pisan la estrella de la suerte con sus
finos tacones
y germinan. germinan como plantas silvestres en la
calle,
y echan su aroma duro verdemente.
Cálidas impalpables del verano que zumba carnicero. Ni rosas
ni arcángeles: muchachas del país, adivinas
del hombre, y algo más que el calor centelleante,
algo más, algo más que estas ramas flexibles
que saben lo que saben como sabe la tierra.
Tan livianas, tan hondas, tan certeras las suaves. Cacería
de ojos azules y otras llamaradas urgentes en el baile de las calles veloces.
Hembras, hembras
en el oleaje ronco donde echamos las redes de los cinco sentidos para sacar
apenas el beso de la espuma.